LA HISTORIA DE  OMAR

Omar es de esas personas que la vida te pone delante para aprender. Aprender los valores del sacrificio, esfuerzo, solidaridad, respeto, dignidad, aprender a caer y a levantarse de nuevo.  Omar ha recibido el Premio Fundación por la Justicia (Fundación Bancaja) 2018 por su labor como emprendedor social y su filosofía del reciclaje y respeto a la infancia. 

Omar desprende una energía que sin conocerle te llega, una energía con una fuerza y una luz que acompaña con un estilo de vida muy particular, con una personalidad arrolladora y unas rastas que le llegan hasta los pies, y no es un decir.

Omar lleva casi 20 años sin cortarse el pelo. Sus drelos (rastas) forman parte de él. Sus rastas cuentan su historia, son parte de su vida. Una vida que cambió cuando pisó por primera vez América en el año 1997, desde entonces no se corta el pelo.

Se fue de Lamu buscando una vida mejor y poder ayudar a su familia, una familia modesta y llena de niños por todas partes. Desde entonces le llaman Omar Colorado, porque Colorado fue su primer destino en EEUU. Después de un año en tierra americana, no pudo aguantar más y regresó a Lamu sin ninguna esperanza de volver a América, pero volvió. La necesidad es lo que tiene. Había sido un año durísimo, le pasaría a cualquier chico de 21 años que haya vivido toda su vida en Lamu, con el Hakuna Matata (no hay problema) como filosofía de vida, entre dhows (barcos) y burros, con una libertad total, no necestiabai tan siquiera  calzado porque, no olvidemos que en Lamu la mayoría de personas van descalzas. Este entorno lo cambió por la “agresividad” que el propio sistema americano impone, acompañada por un abanico lleno de posibilidades que no encontraba en Lamu. El contraste de vida fue tan tremendo y doloroso que le mantuvo en un estado de shock del que no podía salir durante mucho tiempo y del que ahora se ríe.

Porque un día los sueños se cumplen

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